Pocos juegos han marcado tanto la historia como lo ha hecho Dark Souls 3. Atrás quedaron aquellos primeros títulos de la saga King’s Field, que no terminaron de calar entre el público más jugón y los cuáles recibieron críticas muy polarizadas.
From Software, la desarrolladora responsable de estos juegos, puede presumir de tener una larga trayectoria tras de sí en el mundo del entretenimiento electrónico (desde los años 80, sin más ni menos) y de producir algunos de los títulos más icónicos y rompedores de la generación, como es el juego que nos atañe hoy, Dark Souls 3. En esta guía te contaremos un poco de que va, cómo jugar a Dark Souls 3 y algunos consejos que te ayudaran en tu difícil viaje hasta llegar a Alma de cenizas.
Dark Souls 3, la consumación de un género
Dark Souls 3 es un videojuego perteneciente a la saga Dark Souls, desarrollado por la compañía From Software y lanzado de forma mundial el 12 de abril del año 2016. Publicado por Bandai Namco, actualmente lo tenemos disponible en PlayStation, Xbox, Nintendo Switch y en PC en su edición normal y remasterizada, siendo esta última una gran opción para aquellos que no pudieron disfrutar del título en su momento.
También existen dos pequeñas expansiones que complementan el juego llamadas The Ringed City (La Ciudad Anillada) y Ashes os Ariandel (Cenizas de Ariandel), suponiendo un excelente añadido para todos los que se quedaron con ganas de seguir disfrutando de la experiencia Souls.
From Software en sus primeros años se había labrado un nombre gracias a juegos como Armored Core, con mechas gigantes y con la posibilidad de pegar tiros a lo diestro y siniestro. Aun así, todo empezó a cambiar con la entrada en el año 2004 de Hidetaka Miyazaki. Este diseñador tenía una misión concreta por aquel entonces: darle una vuelta de tuerca a un proyecto fallido llamado a ser una secuela de King’s Field. De este prototipo nació el mítico Demon’s Souls que, aunque no fue recibido con entusiasmo, supuso la piedra angular de todo lo que estaba por venir con la saga Souls.
Podríamos decir que Dark Souls 3 es el videojuego más redondo de la saga a la que pertenece, con escenarios cautivadores y llenos de secretos, una velocidad y ritmo increíbles, gran equilibrio a la hora de hacer nuestras builds…por no mencionar una de sus cualidades más famosas, su dificultad escalable y sin concesiones.
Guía Dark Souls 3: Consejos para no morir (demasiado) en el intento
Si Dark Souls 3 es tu primer contacto con la franquicia, será necesario que tengas en cuenta estos consejos a la hora de atravesar las tierras de Lothric y que no te frustres en exceso con tu viaje.
Creación de personaje: la clase a elegir
Uno de los primeros pasos a la hora de empezar a jugar a Dark Souls 3 es la creación de nuestro personaje y la consecuente elección de clase. El caballero, una de las más clásicas, es una clase que destaca por su vitalidad y fuerza, además de contar con armaduras y escudos que nos podrán ser de gran ayuda en los combates.
Una de las grandes ventajas del caballero es que podremos llevar su set durante muchas horas, pudiéndonos concentrar en subir de nivel con las almas. Es importante también llevar el Anillo de Vida, que aumentará nuestra vitalidad y nos dará un poco de margen de maniobra a la hora de enfrentarnos a otros enemigos.
Habilidades y destrezas
En esta entrega de la saga se nos introduce las Habilidades (o Destrezas de armas) llegando a ser cruciales en ciertos momentos, como los jefes. Lamentablemente, usarlas tiene la desventaja de que gastan energía y PC, haciéndote dependiente de los frascos de ceniza, las hogueras u otros objetos para restaurar la barra. Algunas de estas habilidades son especialmente efectivas con según que enemigos, así que, aunque no parezcan gran cosa a primera vista, saber utilizarlas bien te sacarán de más de un aprieto.
Domina tu defensa
En Dark Souls 3 tenemos los parries, paradas que se pueden realizar con ciertos escudos o armas que requieren de gran sincronía con el golpe de nuestro atacante. Hacer un buen parry de primeras puede resultar muy complicado para algunos jugadores, pero no desesperes. Practica mucho y ejecuta el parry siempre que puedas para ir afianzando tus movimientos.
Los escudos serán nuestras aliadas en el parry, aunque si eres un jugador avanzado, podrás hacer paradas con otras armas e incluso dagas. Existen tres tipos de escudos: los pequeños, estándar y grandes.
Los escudos pequeños tienen la particularidad de pesar poco y no ofrecer demasiada protección contra los ataques. Normalmente es usado por jugadores que prefieren hacer parry en vez de bloquear simplemente los ataques.
Los escudos de tamaño estándar pesan un poco más y ofrecen algo de protección, pero no demasiado. Es usado por jugadores que necesitan un escudo, pero no tienen demasiados puntos en la estadística de fuerza.
Los grandes escudos tienen un peso considerable y son los que aportan el mayor grado de protección en todo el juego. Utilizado sobre todo por jugadores que poseen muchos puntos de fuerza (se requiere para poder usarlos).
Prueba con cuál de estos parámetros te sientes más cómodo y adáptalo a tu estilo de juego.
Las hogueras y los Frascos de Estus
Las hogueras serán probablemente los lugares que más visites con diferencia de todo el juego, ya que serán nuestro lugar de descanso. Estas se encuentran repartidas por todo el mundo de Lothric y nos servirán como punto de control. Aquí podremos gastar nuestras almas para subir de nivel y son zonas que normalmente no suelen tener enemigos acechando, salvo algunas contadas excepciones.
Cuando descansamos en una hoguera, nuestra salud se recupera al máximo, así como las magias y nuestros Frascos de Estus. Los Frascos de Estus son uno de los objetos consumibles dentro de Dark Souls y nos sirven para rellenar nuestros puntos de salud. Estos frascos se rellenan descansando en las hogueras, produciendo 10 cargas. En el caso de que avives hogueras con el Rito del Avivado, recibiremos cinco cargas adicionales, llegando hasta un máximo de 20.
Las almas como moneda de cambio
Las estadísticas de tu personaje de Dark Souls 3 pueden ser modificadas gracias a un elemento que está presente en el juego: las almas. Cada vez que derrotamos a un enemigo en un Dark Souls, este deja caer una serie de almas, que se van acumulando en un contador.
Las almas pueden ser canjeadas por puntos de habilidad dentro de Dark Souls. De esta manera, si queremos que nuestro personaje, por ejemplo, tenga mayor fuerza o destreza, gracias a las almas podremos conseguirlo. Eso sí, para canjear las almas necesitaremos ir a una hoguera.
Como particularidad, las almas pueden perderse de una tacada: si un enemigo acaba con nuestra vida, todas las almas que poseamos en el contador desaparecerán de golpe. El personaje reaparecerá en la ultima hoguera en la que estuvo presente y podrá ir a por las almas que acaba de perder si derrota al enemigo que le asesinó. En caso de que este rival volviera a acabar con nuestra vida (o cualquier otro), perderemos por completo todas las almas que teníamos acumuladas. En otras palabras, o recuperamos las almas a la primera sin morir o las perderemos para siempre (en caso de que muriésemos de nuevo).
También podremos encontrar almas en forma de objetos, que podemos encontrar repartidos por los diferentes escenarios que vayamos visitando.
El Santuario de Enlace de Fuego
El Santuarios de Enlace de Fuego es un punto clave dentro de Dark Souls, ya que ahí podremos subir de nivel, mejorar nuestras armas y viajar a otras localizaciones dentro del juego (gracias a la hoguera que allí se encuentra), haciendo las veces de base principal. Es el primer sitio que nosotros como jugadores visitamos en Lordran tras venir del Refugio de los no muertos.
Céntrate en un estilo de juego
Si es la primera vez que jugamos a Dark Souls, es normal que queramos explorar todo lo que nos ofrece el juego y probar con muchas armas diferentes, magias, etc. De hecho, los beneficios de cada subida en nuestras estadísticas no empiezan a hacer un efecto significativo hasta que no sobrepasa los 40 puntos. Sin embargo, intenta centrar tu estilo de juego desde primera hora para ir lo suficientemente preparado de equipo (y de habilidad).
En caso de que nos arrepintamos de nuestra build, no os preocupéis, ya que, llegado a cierto punto del juego, podremos reorganizar los puntos de habilidad de nuevo.
